lunes, 28 de abril de 2008

“Racismo y negligencia” en hospital coleto causó la muerte a una indígena de 72 años

Autoridades de salud zapatistas denuncian que médicos no atienden pronto a enfermos

■ Desdeñan diagnósticos de clínica La Guadalupana; hacen sufrir horas a pacientes de los Altos

Hermann Bellinghausen (Enviado)

La Jornada

San Cristóbal de las Casas, Chis., 26 de abril Las autoridades de salud autónomas de los Altos denunciaron negligencia y racismo en el hospital regional de esta ciudad coleta, la cual ya causó la muerte de la indígena Juana Guadalupe Gómez, de 72 años, por falta de atención de una evidente oclusión intestinal, el pasado día 11. Luego de tres días abandonada en el nosocomio y afectada por una peritonitis que los médicos no quisieron ver, falleció “por paro cardiaco” según el parte médico. Tan tan.

La coordinación de la clínica zapatista La Guadalupana, del caracol de Oventic, denunció hoy que “90 por ciento de los pacientes” que ha canalizado en las semanas recientes –en su propia ambulancia– al único hospital regional de los Altos, en San Cristóbal, recibe mala o nula atención.

Cada mes se remiten de 10 a 12 enfermos. Así han salvado muchas vidas de zapatistas y no zapatistas de los Altos, Ocosingo y Teopisca. Pero en los últimos meses, el personal médico del nosocomio gubernamental ha dejado de prestar atención. Revisando los casos más recientes que presenta la coordinación autónoma, se encuentra algo que va del racismo a la negligencia o la ignorancia. Y, peor todavía, la arrogancia.

Cuando es rebasada por alguna emergencia quirúrgica o de terapia intensiva, la clínica zapatista remite los pacientes al hospital público. Por regla, los envía acompañados por un un promotor de salud autónomo, que para sorpresa de los médicos de San Cristóbal, sabe cuál es el problema del enfermo, lleva análisis y conoce el tratamiento que necesitan.

“Tú qué sabes. ¿Dónde aprendiste?” –preguntan molestos a los indígenas, antes de echarlos del área clínica, desdeñando cualquier información que venga de ellos. Y como dicen los promotores de La Guadalupana: “si a nosotros, que tenemos preparación y somos zapatistas, nos tratan así, mucho peor tratan a los hermanos indígenas que no se pueden defender”.

En días recientes, enfermos indígenas de El Bosque, San Andrés, Simojovel y Teopisca, remitidos por los zapatistas, han sido maltratados o abandonados en el hospital regional de San Cristóbal. El 25 de abril, Miguel Díaz Pérez (41 años) llegó con una apendicitis aguda y bien diagnosticada que requería cirugía inmediata. Injustificadamente, lo hicieron esperar 12 horas, en las que pudo morir.

En el hospital no acostumbran explicar nada a los familiares o los enfermos indígenas, ni siquiera al darlos de alta. “Para qué, si no entienden”, han dicho al personal de salud autónomo. Por esa actitud, Florentino Ruiz López (5 meses), de El Bosque, estuvo al borde de una septicemia; llegó con diagnóstico de neumonía y los médicos dijeron que era asma, lo dieron de alta sin antibióticos y le receteraron nebulizaciones. “En la comunidad no hay nebulizador”, dijo el promotor a la médica, a lo que contestó: “pues que venga aquí diario”. Y él replicó: “como no tienen dinero, no van a poder; para venir pidieron prestado”. Y la médica insistió: “seguro allá hay un centro de salud”.

Ofendidos por la seguridad del promotor indígena, dos galenos le advirtieron: “ya no les vamos a recibir más pacientes si no vienen acompañados de un médico”.

Los miembros de la coordinación de La Guadalupana apuntan: “ninguna ley obliga a que un enfermo tenga que llegar acompañado por un médico para recibir atención”. Consideran además que el maltrato lo reciben también por ser zapatistas. Así que Abelardo Méndez Hernández (4 años) aulló de dolor casi un día entero –el 23 de abril–, con una oclusión urinaria por cálculos, ya que los médicos rechazaron el diagnóstico de los indígenas; luego fracasaron en poner al niño un catéter para vaciarle la vejiga, y se olvidaron de él. “La madre recibió sólo indiferencia, y al otro día tuvieron que meter a Abelardo de urgencia en el quirófano”, refiere un promotor.

Elerina Sánchez Méndez (45 años), de Simojovel, enferma de tuberculosis aguda, fue llevada en muy mal estado de Oventic al hospital, el 12 de abril, luego de un grave sangrado pulmonar (hemoptisis). La médica que recibió a Elerina en el hospital dijo con sarcasmo a los promotores: “¿por qué se preocupan tanto?, es normal que sangre mucho, tiene tuberculosis, pero está mejor que yo”.

Los promotores aclaran que éstos son sólo algunos de los casos recientes. Afirman que episodios así suceden ahora dos veces por semana. La coordinación de la clínica zapatista de Oventic teme por sus pacientes. “Cada día que pasa los tratan con más desprecio.”


http://www.jornada.unam.mx/2008/04/27/index.php?section=politica&article=009n1pol



sábado, 5 de abril de 2008

Denuncian paliza contra migrantes

Sacerdote asegura que militares y agentes de INM se sobrepasaron. También consideró que durante el operativo varias mujeres fueron abusadas sexualmente, ya que en una casa abandonada se encontró ropa interior y preservativos usados

María de Jesús Peters
El Universal
Sábado 05 de abril de 2008

TAPACHULA, Chis.— Mientras que en Chiapas se trata de evitar que se continúe maltratando a migrantes que ingresan al país por la frontera sur de México, en Oaxaca agentes federales impiden con operativos violentos que los que viajan en el tren de carga lleguen a la frontera con Estados Unidos, según denunciaron organismos defensores de Derechos Humanos.

El pasado lunes 31 de marzo en Oaxaca, medio centenar de agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) y de la Armada de México detuvieron de manera violenta a casi un centenar de indocumentados centroamericanos que viajaban en el ferrocarril de carga que se aseguró en Tapachula durante un seminario sobre migración.

El operativo se realizó en la comunidad Las Palmas, municipio de Niltepec, Oaxaca, donde los agentes federales sometieron a golpes a los migrantes que no pudieron darse a la fuga, dijo el sacerdote Hayman Vázquez Medina, director de la Casa del Migrante Hogar de la Misericordia de Arriaga, Chiapas, durante el seminario Migración, Derechos Humanos y Seguridad en la Frontera Sur: Retos y oportunidades.

La denuncia fue formulada ante el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), José Luis Soberanes. “Los militares se metieron a las casas de los pobladores a sacar a los migrantes y sin importarles la presencia de los niños los golpeaban de manera brutal”, dijo.

Vázquez Medina también consideró que durante el operativo varias mujeres fueron abusadas sexualmente, ya que en una casa abandonada se encontró ropa interior y preservativos usados.

El seminario fue inaugurado por el gobernador de Chiapas Juan Sabines, quien anunció la creación de una fiscalía especial para atender las denuncias de los migrantes que transitan por Chiapas desde la frontera sur.

Durante los trabajos, Soberanes advirtió que la vulnerabilidad del migrante tiene diversas aristas, se sabe irregular y se siente marginado de la justicia, sufre abusos por carecer de documentos y por ello tampoco denuncia. “El migrante que sufre el abuso de una autoridad, suma al agravio de la injusticia, la sensación de impotencia”, añadió.


http://www.eluniversal.com.mx/primera/30751.html

jueves, 3 de abril de 2008

Ante el desprecio, los rarámuri proponen un gobierno propio

Evangelina Robles, Sierra Rarámuri, Chihuahua.
Hojarasca, 131
La Jornada

Más de 104 autoridades tradicionales y agrarias de las diferentes regiones de la Sierra Rarámuri, reunidos en su asamblea periódica, exigieron al gobernador de Chihuahua que retire de manera inmediata del lugar llamado el Divisadero-Barranca del Cobre un par de estatuas de perros chihuahueños vestidos como personas rarámuri, una como mujer cargando un “cachorro” y otra como hombre. El pueblo rarámuri está profundamente indignado y ofendido porque, como le dicen al gobernador, no son perros chihuahueños, son seres humanos con dignidad y respeto. El simple hecho de que las diversas instituciones y funcionarios del ayuntamiento, el Instituto de Cultura y la Secretaría de Turismo del gobierno chihuahuense hayan considerado como una buena decisión instalar estas estatuas en el lugar más emblemático y visitado por los turistas de México y el extranjero en la región rarámuri “es el símbolo que demuestra una vez más el desprecio y el racismo que existe por parte de nuestros gobernantes hacia los pueblos y civilizaciones originarios de este país”.

En la región rarámuri hablar de respeto, en cambio, es hablar de derechos indígenas, del territorio, de la historia, de las decisiones propias de las comunidades, del respeto mutuo, de la relación con el bosque, el agua, la tierra, el maiz. Es hablar del chapareque (un instrumento tradicional) y el nawésari (consejo de las autoridades), de los antiguos saberes de la medicina y la alimentación, del venado y la importancia del Siríame (el gobernador tradicional). Es hablar de la vida cotidiana de los pueblos originarios de México y el derecho a definir cómo quieren seguir viviendo.

Por eso, desde su reunión regional en la comunidad de Sisoguichi, los rarámuri mandan un saludo de solidaridad al pueblo wixárika, “hermanos que sufren de los mismos dolores, la invasión a sus territorios y a su vida comunitaria a través de la imposición de infraestructura carretera y turística al servicio de los depredadores de la madre naturaleza y sus recursos, el capital y los turistas, no de sus comunidades, no de sus necesidades, no de sus intereses colectivos”. Y terminan esta reunión diciendo que la única forma de defenderse de los atropellos y amenazas hacia sus territorios, recursos naturales y derechos colectivos es mantener sus desiciones propias, su gobierno, su manera de vivir y relacionarse con la madre tierra, el venado y el maiz.

En palabras de la autoridad rarámuri, Francisco Palma, “todos tenemos el mismo pensamiento aunque somos de diferentes pueblos. Hay muchas cosas que nos van atropellando: las leyes mestizas, las empresas, las autoridades de los blancos, los programas de gobierno.... son muchas cosas que no nos dejan seguir viviendo. Antes de la llegada de los españoles nosotros ya teníamos nuestros propios gobiernos, a través del conocimiento de la naturaleza ya nos gobernabámos”.


http://www.jornada.unam.mx/2008/03/17/oja131-raramuris.html