martes, 17 de febrero de 2015

El México blanco

Por Mauricio González I Febrero 17, 2015

Durante varias décadas, la tendencia prevaleciente en el imaginario colectivo postrevolucionario consistía en que México no era un país donde la movilidad social y económica estuviera en función del color de piel. En todo caso, como se observaba al estudiar la geografía nacional, existían regiones indígenas donde la pobreza era mayor debido a que han quedado aisladas del progreso modernizador, pero esto no significaba que la mayoría mestiza discriminara de manera consciente y consistente a personas con una tez más morena que la suya.

No éramos racistas, pues. Esta visión comenzó a variar en 1994 con el surgimiento del Ejercito Zapatista para la Liberación nacional (EZLN) y sus demandas de reivindicación indígena, así como con la presentación de algunos estudios que medían con mayor rigor y profundidad la relación entre etnicidad y clases sociales. Hoy estamos más conscientes de nuestro talante discriminatorio, pero aún no lo consideramos como un elemento toral para explicar las realidades claves del país. La negativa a aceptar que existe un México blanco de naturaleza aspiracional donde prevalece una segregación brutal es uno de los autoengaños más vergonzantes de nuestra historia reciente.

De ahí el valor del  Proyecto sobre Etnicidad y Raza en América Latina (PERLA, por sus siglas en inglés), una investigación interdisciplinaria y multinacional nacida gracias a la iniciativa de la Universidad de Princeton y el apoyo financiero de la Fundación Ford. PERLA  también se apoya en el  Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, (Conacyt) y el Centro de investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, (CIESAS).

Con base en encuestas realizadas en Colombia, Brasil, Perú y México, PERLA estudió durante cinco años  los procesos de discriminación, desigualdad y maneras de integración de las minorías étnicas con el resto de la sociedad, así como la identidad que cada país tiene sobre su origen étnico. Los resultados del esfuerzo están destilados en el libro Pigmentocracies. Ethnicity, race and color in Latin America, editado por The North Carolina University. La obra, disponible en inglés en CIESAS y cuya versión en español será publicada en los próximos meses, orilla a la reflexión. A continuación, algunos descubrimientos interesantes:

+ 65% de los mexicanos encuestados declaró ser mestizo. Las personas con mayor escolaridad tienden a identificarse como mestizas, incluso si hablan una lengua indígena o cuentan con padres en esa condición.

+ 67% de los mexicanos encuestados dice haber presenciado actos de discriminación por motivos económicos o de pobreza, superado por Colombia, con 73% y Perú con 76%. Brasil se perfiló como el país menos discriminatorio en este rubro con 39%. En México, 55% de la muestra analizada mencionó haber atestiguado actos discriminatorios por el color de la piel.

+ En México las personas de piel clara tienen cuatro veces más probabilidades que las de piel morena de encontrar un empleo acorde con su formación universitaria, mientras que en Brasil, Perú y Colombia se muestran diferencias menores. En toda América Latina se detecta la misma tendencia de encontrar a personas más escolarizadas y de piel clara en trabajos mejor remunerados que aquellas que tienen la piel obscura. La tendencia es inversa en empleos como jornaleros, campesinos o trabajadores domésticos.

+Otro dato relevante: en materia de educación de la población indígena, México es el peor calificado. PERLA detectó que la población menos escolarizada en estos cuatro países encuestados fue la de los indígenas mexicanos, donde estos apenas cuentan con 6 años de estudios, contra los casi 9 años de los indígenas de Colombia y los 11.2 años de educación de los indígenas de Perú.  Para acceder a más hallazgos de PERLA, visita su página oficial: https://perla.princeton.edu

Fuente:
http://www.24-horas.mx/alta-empresa-el-mexico-blanco/