Por : Paula Carrizosa
2013-02-26 04:00:00
Para el poeta ñuu–savi Kalu Tatyisavi, ganador del Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Mexicanas 2012, es tiempo de poder redefinir conceptos como pueblos indígenas, indios y etnias, ya que éstos contribuyen a continuar con el racismo, la discriminación y el olvido de la historia mesoamericana.
A la par, consideró que es necesario dejar que el Día internacional de las lenguas maternas sea un esfuerzo de lástima, de evasión de impuestos o de actos que utilizan un disfraz de filantropía.
“Es lamentable que no se conmemore todos los días, que no desarrollemos el arte, la pintura, la escritura y el teatro de los pueblos, ya que no hacerlo es perderse la posibilidad de ver que están vivos sus pensamientos y su filosofía”, señaló.
Para Kalu Tatyisavi, nacido en 1960 con el nombre de Carlos España en el municipio de Tlaxiaco, Oaxaca, el arte “debe mostrar el filo, la orilla y la memoria de los pueblos originarios”.
Al participar en la Segunda Feria del Libro en Lenguas Maternas, que realizó la Unidad regional de culturas populares en colaboración con el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla –que culminó el domingo–, señaló que el paradigma de la modernidad fue el comercio y la invasión, y ahora el modelo neoliberal apuesta por la desaparición de todas las lenguas y la prevalencia de una sola: el inglés.
Señaló que en dicho contexto “México ha sido el paciente, el cuerpo enfermo sobre el que se han experimentado estos modelos” en los que la historia mesoamericana, aquella que empieza con las primeras poblaciones que habitaron este territorio hasta el 11 de octubre de 1492, ha sido deslucida.
“En México, según cuentan las crónicas, se hablaban más de 150 lenguas, 500 años después hay menos de la mitad. Hoy ya no se revisa con asombro la historia, ya no hay una protohistoria de este país; la invasión española llenó los ríos de sangre, hubo una pérdida de lo sagrado, y hoy lo que miramos del pasado es considerado una ruina arqueológica”, indicó.
Kalu Tatyisavi reflexionó que no se trata de hablar de datos fríos, sino de hacer una reflexión, ya que la realidad es más complicada que los números. Para el poeta parece que las lenguas originarias “son palabras atrapadas en la garganta, como una voz a la que no responde el eco”.
El autor del poemario Savi Iya kuaa, una voz ñuu–savi que designa la frase “lluvia nocturna”, añadió que la guerra, la epidemia o el abandono han sido las causas por las que se han perdido las lenguas.
Enfatizó que la pérdida es de todos –académicos, hablantes, mestizos, gente indiferente–, y distinguió que existen cuatro tipos de culpas: la criminal, la política, la moral y la metafísica.
La primera es de “aquel que empuña el filo en silencio y luego arroja las flores”; la política es de aquellos que se asumen como tal y no comprenden la realidad de los pueblos; la culpa moral, aquella que es pública y familiar que permite la misma desprotección y olvido; y la metafísica, que dicta que la lengua no admite dogmas.
Acotó que es erróneo continuar con el concepto de pueblos indígenas y que en su lugar hay que llamarlos pueblos originarios, ello porque es un concepto que tiene que ver con los herederos de estas tierras.
Lo mismo para el término de “indio e indígena”, que como señaló el antropólogo Guillermo Bonfil Batalla, “los indios no existían antes de la invasión, sino que se inventaron por error e ignorancia de los españoles que crearon esta categoría genérica”.
Pasa igual con el concepto de “grupos étnicos”, ya que más que habitar una región en común, los pueblos originarios tienen una relación de sangre que hay que resignificar. “La idea de los grupos étnicos es un eco impuesto que impide la alteridad; los pueblos tienen el derecho de llamarse y autodefinirse, de construir una lengua que no está hecha desde afuera y que es necesario reescribir”.
Kalu Tatyisavi distinguió que es mejor llamarlas como naciones, pues es un término que significa “nacimiento” y habla de pueblos que tienen su propio territorio, su historia, su lengua, su cultura y su ciencia.
“Rescatar a las lenguas y evitar su pauperización no es fácil; es un esfuerzo conjunto, permanente y plural, ya que como dijo José Martí: o nos salvamos juntos o nos morimos todos”, finalizó