9 de septiembre de 2011
Las comunidades de afromexicanos y afrodescendientes del estado de Guerrero enfrentan una situación nada halagadora. En los múltiples retenes policiacos y militares que se han instalado en la zona, los uniformados han detenido a pobladores afromexicanos por considerarlos migrantes centroamericanos o caribeños. En lo que es una clara violación a los Derechos Humanos y sus garantías constitucionales, se les pide que entonen el Himno Nacional antes de siquiera pedirles que presenten sus documentos. Benigno Gallardo, del Movimiento Nacional Afromexicano, denunció durante el foro “Panorama del cumplimiento de las obligaciones internacionales del Estado mexicano para prevenir y eliminar la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia”, que:
Los soldados que a veces son trasladados de los estados del norte creen que en México no hay negros, y pese a que se les presenta la credencial de elector dudan de ésta y creen que es falsa. (…). Creen que somos migrantes centroamericanos y nos ponen a cantar el Himno Nacional, cuando a veces ni ellos se los saben.
Esta práctica absurda y de flagrante discriminación no les parecerá en nada extraña a los habitantes del sur del país, quienes desde hace una década enfrentan esta clase de situaciones en las carreteras, principalmente, de Chiapas, donde los militares son juez y parte en decidir quién parece mexicano y quién no. Sin embargo, la discriminación hacia la población afromexicana no se limitan a los retenes del estado de Guerrero. Durante el mismo foro, Pastor Elías Murillo, relator del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de Naciones Unidas, comentó que hace tiempo se registró una denuncia interpuesta por un mexicano afrodescendiente que, en el aeropuerto internacional de la ciudad de México, padeció discriminación por parte de las autoridades migratorias que dudaban de su nacionalidad, obligándolo a cantar el Himno Nacional para demostrar que era mexicano.
Esta clase de situaciones se desprenden de la reticencia de reivindicar nuestra tercera raíz cultural como una pieza clave en nuestra historia e identidad nacionales. Las múltiples comunidades de afromexicanos y afrodescendientes ha demandado en épocas recientes su reconocimiento no sólo por parte de las instituciones de impartición de justicia, sino también por las educativas y culturales que, hasta el momento, han realizado muy pocos esfuerzos para difundir que nuestro país no sólo es el fruto del mestizaje entre indígenas y españoles, sino de un crisol más amplio de razas, donde la raza negra es una de las más importantes.
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