sábado, 10 de junio de 2017

México, un país que ejerce el racismo y cree que no es racista

Omar Páramo

n México el racismo es una cuestión estructural ejercida a diario y de la que nadie escapa; sin embargo, al ser confrontados con esta realidad los mexicanos muestran sorpresa y argumentan “nosotros no somos racistas”, aseveró Eugenia Iturriaga, de la Universidad Autónoma de Yucatán, al visitar las instalaciones del Centro Peninsular en Humanidades y en Ciencias Sociales de la UNAM.
En el palacete que alguna vez albergó al Sanatorio Rendón Peniche, en la ciudad de Mérida, la académica explicó que esta incapacidad para reconocernos es inducida, en gran parte, por los medios y el cine, “pues dicha palabra nos remite a películas como Mississippi en llamas, al apartheid en Sudáfrica o al genocidio nazi, pero poco reparamos en nuestro trato hacia los indígenas y afromexicanos, o hacia los inmigrantes centroamericanos o personas de tez morena”.
Al respecto, la antropóloga dijo que ella constata cómo nos ha permeado este fenómeno cada que camina por las calles meridanas y ve los espectaculares del sinfín de fraccionamientos que se construyen en Yucatán; “por los modelos ahí retratados cualquiera creería que pura familia noruega se va a mudar a esas casas”.
El ejemplo anterior —planteado un poco en broma— muestra cómo el racismo se materializa de distintas maneras “y la publicidad es un buen termómetro de esto, como demostró un artista regiomontano al intervenir un cartón de leche y, en vez de poner a una familia rubia, como se estila, eligió a una morena. Al acomodar el producto en la estantería y pese a costar lo mismo que la competencia, los clientes imaginaban que se trataba de un producto para gente pobre”.
Si bien estas estrategias para influir en la percepción de las masas parecen modernas, su cuño es antiguo, como demuestran los cuadros de castas del siglo XVIII, pinturas que buscan ser una suerte de árbol genealógico y que representan el resultado de diferentes mezclas, como la de un español y una indígena, que da por resultado un mestizo; la de un español y una mestiza, que genera un castizo, o la de un español y una castiza, que resulta en un tornaespañol.
“El propósito de esta clasificación —y la palabra tornaespañol lo deja en claro— era plantear la posibilidad de una limpieza y de dibujar una ruta para, progresivamente, ser más blanco. Aunque son obras de hace tres siglos, la idea que buscaban difundir pervive cada vez que alguien defiende el emparejarse con individuos de rasgos europeos bajo el chiste simplón de ‘hay que mejorar la raza’”.
El mestizaje como proyecto de nación
Y pese al cúmulo de evidencia, ¿por qué nos negamos a asumirnos racistas? Ello tiene que ver con la idea del mestizaje y con cómo México se construyó como nación a mediados del siglo XIX y, después, con el proyecto de posrevolucionario que enarbola al mexicano como producto de dos sangres: la española y la indígena. Por ello aún nos preguntamos, ¿cómo podemos practicar el racismo si tenemos dos raíces?, expuso Iturriaga Acevedo.
“La respuesta no asombraría si consideramos que este discurso ha borrado la presencia de los afrodescendientes mexicanos al grado de que estos pueblos parecen inexistentes y ello ha dado pie a casos bochornosos, como el de deportaciones de oaxaqueños de la Costa Chica, quienes son enviados a Nicaragua o el Salvador bajo el argumento de que son afros y en nuestro país no hay gente negra”.
Para la autora del libro Las élites de la ciudad blanca, recién publicado por la UNAM, los orígenes de este proceder pueden rastrearse en personajes como Andrés Molina Enríquez, quien en 1909 postulaba: “La patria no puede existir sin la raza, ya que la unificación racial genera cohesión unitaria. Bastará con que el elemento mestizo predomine y con que se eleve en número hasta anegar a los otros, para que todos se confundan en él”.
Y esto no quedaría ahí, refirió, pues en 1925 apareció La raza cósmica, obra en la que José Vasconcelos proponía que América era el sitio propicio para que el ser humano se mezclara y alcanzara la unidad, pero no de manera azarosa, sino dirigida. De hecho, para el filósofo, el blanco estaba destinado a aportar su genio, el negro su sensibilidad musical y el indígena su capacidad de ser puente al mestizaje; sin embargo, con los orientales no fue condescendiente, apuntó Iturriaga Acevedo, pues a ellos les dedicó el siguiente párrafo:
“Reconocemos que no es justo que los pueblos como el chino, que bajo el santo consejo de la moral confuciana se multiplican como los ratones, vengan a degradar la condición humana justamente en los instantes en que comenzamos a comprender que la inteligencia sirve para refrenar y regular bajos instintos zoológicos”.
Y es justo esta idea de mestizaje controlado la que derrumba uno de nuestros más grandes mitos: el de México como país de puertas abiertas, pues si bien es cierto que recibió al Exilio Español y a los argentinos, chilenos y uruguayos que huían de la dictadura, la historia oficial nos oculta que en 1919 prohibió la entrada a rusos y polacos; en 1921 a los chinos; poco después a africanos, árabes y gitanos, y en 1934 negó el desembarque de judíos, agregó la antropóloga.
“Los investigadores especializados en este periodo son enfáticos al establecer que la razón esgrimida por las autoridades para adoptar estas medidas era que dichas poblaciones no eran afines a nuestro mestizaje, proyecto nacional y a la construcción de lo mexicano”.
Hacia un reconocimiento del racismo en México
A decir de Eugenia Iturriaga, pese a este negacionismo sostenido, el levantamiento zapatista de 1994 puso los reflectores sobre el racismo padecido por los indígenas, en especial cuando este grupo ondeó como estandarte la frase: “Nunca más un México sin nosotros”.
En estos 23 años se ha evidenciado esta discriminación hacia los pueblos originarios y afrodescendientes, lo cual es un gran avance, pero aún subsiste la reticencia a reconocer el trato adverso dirigido a la población morena (mayoritaria en nuestro territorio), al cual estamos tan acostumbrados que ya nos parece algo casi natural.
Como caso representativo describió uno registrado en octubre de 2012, cuando un automovilista de Guadalajara, al pasar por el cruce de avenida Vallarta y Niño Obrero, encontró a una niña rubia (de nombre Alondra) vendiendo chicles. El hombre de inmediato acudió a las redes sociales y acusó a sus padres de haberla secuestrado bajo un único argumento: ambos eran morenos y de cabello oscuro.
Esto se ajusta a lo que alguna vez escribió Eduardo Galeano: “El racismo se justifica, como el machismo, por la herencia genética: los pobres no están jodidos por culpa de la historia, sino por obra de la biología. En la sangre llevan su destino y, para peor, los cromosomas de la inferioridad suelen mezclarse con las malas semillas del crimen. Cuando se acerca un pobre de piel oscura el peligrosímetro enciende la luz roja y suena la alarma” citó la académica.
La noticia tuvo repercusión nacional y al final las pruebas de ADN demostraron que los adultos sí eran los padres biológicos de la niña, pero quien los acusó en redes, en vez de indagar un poco, sólo vio a dos sujetos morenos y en su cabeza comenzaron a ulular las sirenas, pues bajo su lógica, alguien así debía ser un delincuente.
Para Iturriaga, el racismo ubica a las personas con ciertas características físicas en un lugar definido del que no pueden salirse porque les es natural y consustancial, y esta idea ha sido asimilada históricamente por los mexicanos, por lo que estudiar el fenómeno resulta clave. “Esto no debería ser definitivo, pues a medida que entendamos cómo se arraiga este pensamiento podremos hacer algo para combatirlo, cambiarlo y, al final, desinstalarlo”.


http://www.unamglobal.unam.mx/?p=18031

Guatemala condena caricatura racista en diario mexicano; tomará acciones legales, anuncia


En el gráfico se ve al mandatario, aparentemente llegando a casa, con una maleta que dice “Guatemala” y atrás una mujer indígena, mientras otro personaje dice: “Aún no entiendo porqué tuvimos que ir tan lejos (…) por una señora que nos va a hacer la limpieza”.

La publicación pretendía hacer una sátira del viaje a Guatemala del presidente Peña Nieto y la situación del ex Gobernador de Veracruz, Javier Duarte. Foto: El Heraldo de México.
Guatemala, 10 jun (EFE).- Una caricatura publicada en el diario El Heraldo de México el pasado miércoles ha indignado a Guatemala, cuyo Gobierno advirtió de acciones legales por lo que considera “un claro mensaje discriminatorio y racista”.

La publicación del caricaturista Juan Alarcón en la sección Tal Cual hace referenciaa la reciente visita a Guatemala del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto.
En el gráfico se ve al mandatario, aparentemente llegando a casa, con una maleta que dice “Guatemala” y atrás una mujer indígena, mientras otro personaje dice: “Aún no entiendo porqué tuvimos que ir tan lejos (…) por una señora que nos va a hacer la limpieza”.
“Consideramos la caricatura como una grave falta de respeto y un claro mensaje discriminatorio y racista”, sostuvo hoy el Ministerio de Relaciones Exteriores guatemalteco.
Agrega que si bien la publicación hace una sátira del viaje a Guatemala del presidente Peña Nieto y la situación del ex Gobernador de Veracruz, Javier Duarte, preso en el país centroamericano, “consideramos que no se puede replicar un estereotipo que señala de manera directa a los pueblos indígenas de Guatemala, de los cuales estamos orgullosos”.
La Cancillería anunció que los abogados de la Comisión Presidencial contra la Discriminación y el Racismo (Codisra) analizan las acciones legales que se podrían tomar en este caso.
Peña Nieto visitó Guatemala el pasado 6 de junio y se entrevistó con su homólogo Jimmy Morales, con quien acordó impulsar proyectos de desarrollo en la frontera común y también respetar los derechos humanos de los migrantes que pasen por territorio mexicano, entre otros.

Fuente:
http://www.sinembargo.mx/10-06-2017/3237849

lunes, 24 de abril de 2017

Lo que el meme de tonos de piel refleja sobre el racismo y el clasismo en México



En este meme no hay personajes o frases pegajosas. Consiste en una paleta de colores, que va de un rosa claro a un café oscuro, pasando por seis tonos de rosa, beige y café. Del lado de los tonos más claros se escriben frases, actitudes o gustos que sus autores consideran correctos y admirables, casi siempre que denotan un alto poder adquisitivo. En el otro extremo, colocan lo que ellos ven como lo opuesto.






Hemos ocultado el nombre del autor para proteger su identidad


De acuerdo con este meme, las personas de tez clara compran cosas de contado, ven los Premios Oscar y se ven bien con el cabello teñido de colores. Los de tez morena compran a meses sin intereses, ven los Premios Lo Nuestro y nunca deben teñirse el cabello. “Estos memes evidencian el cruce complejo entre el clasismo y el racismo”, apunta Judith Bautista, una de las coordinadoras del Colectivo para eliminar el Racismo en México (Copera). “Está fomentando una jerarquización y valorización de las personas no solo basada en sus gustos, sino en su acceso a bienes de consumo y oportunidades”.
El meme se conoce como Skin-O-Meter (medidor de tonos de piel) en Facebook y una decena de páginas en esa red social se dedica a recopilar ejemplos creados por los usuarios. Una tiene más de 460.000 seguidores y cada una de sus publicaciones registra miles de reacciones. La mayoría de estas páginas comenzaron a publicar los memes a principios del 2017, aunque ya habían surgido algunos ejemplos al menos desde finales de 2016 en otras páginas de humor y memes en México.
Un ejemplo de este meme se convirtió en una pieza importante de la discusión en redes sobre el caso de acoso callejero que denunció la bloguera Tamara de Anda (Plaqueta) en marzo pasado. Ella acudió a la policía de la Ciudad de México después de que un taxista le gritara ¡Hola, guapa! en la calle. Varios usuarios en Twitter publicaron un tuit de De Anda en la que contaba que el dueño de un bar en La Condesa le había dicho la misma frase años atrás. La autora recibió en su cuenta un meme en el que de lado de los tonos claros se leía la palabra coqueteo y del lado de los tonos oscuros, acoso.


“Aunque en ese caso el meme se utilizó para evidenciar una actitud supuestamente racista y clasista, esto no fue algo positivo”, explica Bautista. “La intención fue callar o menospreciar la violencia contra las mujeres, decir que lo que ella denunció no tiene importancia. Si la intención de los críticos era denunciar el clasismo, entonces hubieran exigido que se le diera la misma atención a las mujeres que no tienen acceso a internet o a los mismos recursos que ella tiene para exponer su caso y ser escuchada”.
Más tarde, De Anda escribió en una columna que su denuncia no tenía que ver con la persona o su profesión, sino con la acción de decir un piropo no solicitado a una mujer desconocida en la calle. “Hubiera sido interesante que el meme se utilizara para evidenciar el racismo y el clasismo”, comenta César Carrillo, antropólogo de la UNAM. “Pero los memes son muy limitados para darles esa vuelta y al final todo termina en la vía humorística. Es un ejemplo de que en México lo serio se vuelve relajo”.

El racismo entre broma y broma

En una de las páginas de Skin-O-Meter se publicó una respuesta a aquellos que califican al meme de ofensivo y racista. Del lado claro colocaron un emoji de una carita riendo a carcajadas y del lado oscuro los comentarios que denuncian el mensaje de las bromas. “Se puede justificar como una ocurrencia, algo inocente, pero entre broma y broma, el mensaje sigue alimentando las ideas de la sociedad mexicana sobre el estatus y el color de la piel”, explica Carrillo, también autor del libro El racismo en México: una visión sintética.




Las bromas y comentarios que denotan esta discriminación han existido mucho antes que el meme, agrega el investigador. “Todos hemos escuchado la frase hay que mejorar la raza. Cuando en Puebla el gobernador era un hombre moreno, la gente hacía la broma de que él quería ser un chico fresa, pero en realidad era un chicozapote. Es un recordatorio constante de que no importa cuánto dinero o prestigio puedas acumular, sigues teniendo el mismo tono de piel”.
Para Bautista, también socióloga y zapoteca de Oaxaca, el racismo se manifiesta de forma sutil en el México cotidiano. “Se ve en las miradas despectivas, en los tratos distintos y falta de oportunidades hacia la gente de tez morena y de origen indígena. También se refleja en las frases de las mamás, como, quítate del sol porque te vas a poner bien prieta. El meme es una forma cruda de lo que sucede de forma sutil en esas interacciones cara a cara”.
Carrillo asegura que existe una tendencia entre los mexicanos de admitir el clasismo en su sociedad pero no el racismo. “Es cierto que los mexicanos somos resultado de la mezcla de muchas razas, pero el mestizaje se aprecia de forma vertical, no horizontal”, dice. “La gente aspira hacia un mestizaje que resalta su lado europeo, pero niega u oculta su lado indígena. Todos siempre dicen que tienen un abuelo español, pero si el abuelo es de origen zapoteco, eso nunca se presume”.
Ambos investigadores coinciden en que reconocer el racismo no es tan fácil en México, como en otros países. “Todavía tenemos un problema de autoaceptación y admitir el racismo implica reconocer y aceptar nuestro lado indígena”, apunta Carrillo. “Todavía persisten tantos conceptos peyorativos hacia la cultura indígena, que se sigue percibiendo como algo negativo”.
Bautista agrega: “Dudo que todos los que hagan esos memes sean de tez clara. Creo que la razón por la que lo hacen es para separarse de eso que está desvalorizado y menospreciado. Creen que si denuncian o se ofenden se están evidenciando como parte del nivel más bajo de la pigmentocracia. Al final eso es una forma de auto-opresión”.
En opinión de Carrillo, prohibir o censurar los memes o las páginas que los exhiben sería un error. “No es la solución al problema, sería como negar su existencia. Creo que debe haber más esfuerzos por parte de las instituciones para hablar y discutir sobre el racismo en México, empezando por la SEP (Secretaría de Educación). Este tema debe incluirse en los libros de texto”.
Mientras tanto, el antropólogo recomienda a los usuarios de redes exponer el racismo y el clasismo de estos memes en la sección de comentarios si se encuentran con uno de ellos en su muro de Facebook o en Twitter. “Sería muy tedioso denunciar cada uno de los memes, porque hay muchos, pero si alguien se topa con uno, no debe ignorarlo”.

¿Qué hace Facebook con las publicaciones de tono racista?

De acuerdo a sus Normas Comunitarias, Facebook se compromete a eliminar "el lenguaje que incita al odio". Esto incluye todo el contenido que ataca directamente a las personas con base en su raza, etnia, nacionalidad, religión, orientación sexual, sexo, género y discapacidades o enfermedades graves. 
En sus reglas, la compañía invita a los usuarios a denunciar los grupos o personas dedicadas a promover estas ideas. Sin embargo, Facebook también busca promover el debate para "la mejora del conocimiento", por lo que no elimina todos las publicaciones o comentarios que puedan ser considerados ofensivos o sean reportados. Tampoco censura contenido humorístico o sarcástico.
Si una página es reportada más de una vez, Facebook analiza la posilidad de eliminar cierto contenido de ella, pero, según su web de Preguntas Frecuentes, un gran número de reportes no garantiza que la compañía clausure una página o un perfil. 
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    martes, 28 de marzo de 2017

    Señalan afromexicanos racismo y discriminación de autoridades


    Santiago Jamiltepec, Oax. La Costa Chica de Oaxaca aloja comunidades de afrodescendientes cuyos ancestros llegaron a México como esclavos y hoy, aunque ya son mexicanos de nacimiento, aún luchan por ser incluidos en la Constitución federal como pueblos con derechos iguales a los de los pueblos indígenas y la posibilidad de beneficiarse de políticas públicas.

     El artículo 2 de la Carta Magna reconoce la composición pluricultural del país y a los pueblos indígenas, pero no menciona a los afromexicanos, quienes en 2015, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, representaban 1.2 por ciento de la población del país. Frumencio Bustos Domínguez, primer director de la comunidad afromexicana de Santiago Jamiltepec, tiene 29 años y lucha por que las 70 comunidades negras oaxaqueñas gocen de reconocimiento oficial.

     Gabino Cué Monteagudo, ex gobernador de Oaxaca, suscribió una iniciativa de reforma constitucional sobre derechos de los pueblos indígenas y afromexicano. El 8 de agosto de 2016, en nombre del Consejo Consultivo de los Pueblos Indígenas y Afromexicano de Oaxaca, pidió de manera urgente y enfática al Congreso local aprobar la iniciativa, que no ha sido llevada al pleno, aunque ya se aprobó en comisiones. A los afromexicanos de Oaxaca no les molesta que los llamen “negros, morenos, prietos o afros”, afirmó Frumencio, quien sin embargo reconoció que hay discriminación cuando deseamos obtener recursos para un proyecto agrícola, una vivienda o escuelas.

     Por ejemplo, la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) no los atiende. Un ejemplo son las hermanas Claudia y Felipa Domínguez Alberto, quienes viven de confeccionar batas de manta y elaborar tortillas. El único apoyo que reciben es el del programa Prospera de la Secretaría de Desarrollo Social, pero no tienen derecho a obtener ayuda para proyectos productivos. Acudimos a la CDI en Jamiltepec, y nos dijerion que para nosotros no hay nada.

    Poco entendemos, pero se siente feo escuchar que a los negros no nos quieren, no existimos, pese a que nos sentimos orgullosos de ser oaxaqueños y mexicanos, dijeron. Frumencio anotó que también son discriminados por el Instituto Nacional de Migración: No creen que soy mexicano. Fue vergonzoso que me hicieran cantar el Himno Nacional Mexicano.

    No creían que era de Oaxaca, me paré en pleno autobús y lo entoné. Les mostré mi credencial de elector y aún así me dijeron que era falsa. Mi gente también ha vivido esa discriminatoria experiencia. Incluso a un par de amigos los quisieron deportar a Honduras sólo porque eran negros. Los afrodescendientes de Oaxaca se unieron con los de Guerrero y Veracruz para defender sus derechos en la asociación México Negro, creada en 1997. Anualmente debatimos nuestras experiencias y coincidimos en que México es un país racista, pese a que el gobierno federal firmó tratados internacionales como la Declaración de Durban.

    En los hechos no somos reconocidos constitucionalmente, porque el artículo 2 no nos protege, y mientras no nos reconozcan en las leyes no habrá políticas públicas para nosotros, sostuvo. En las comunidades afrodescendientes de Oaxaca la discriminación es generalizada en los servicios de salud, educación, desarrollo social y dotación de infraestructura.

    La mayoría de la población afrodescendiente sólo ha cursado primaria o secundaria; unos cuantos acceden a la educación media superior y menos aún concluyen una carrera universitaria. El pasado 14 de febrero, una comisión del pueblo negro de Oaxaca y Guerrero encabezada por el sacerdote Flaviano Cisneros Liborio atestiguó la presentación de una iniciativa en el Senado de la República para reformar el artículo 2 constitucional, en la Ciudad de México. Flaviano, párroco que participa desde hace 20 años en la agrupación México Negro AC, recordó que hace tres años Oaxaca nos reconoció en su Constitución estatal, pero se ha quedado a medias. Es urgente que exista una secretaría de asuntos para el pueblo afrodescendiente de Oaxaca.

     Por ello, pidió al gobernador Alejandro Murat hacer historia y dar la atención necesaria a su gente que, en el caso de los afromexicanos, ocupa 10 por ciento del territorio: son oaxaqueños y mexicanos.

    http://www.jornada.unam.mx/2017/03/28/estados/031n1est

    jueves, 9 de marzo de 2017

    Racismo en Tijuana, rechazan a africanos y haitianos

    PROMUEVEN LA XENOFOBIA EN REDES SOCIALES Un grupo en Facebook culpa a los migrantes varados en B de quitarle el trabajo a los mexicanos

    Tijuana, Baja California.- Un grupo en redes sociales promueve la xenofobia  hacia migrantes africanos y haitianos  que se encuentran varados en Baja California, aunque también hay otro grupo en la misma situación en Chiapas.
    En e l grupo de Facebook  Frente Nacionalista Mexicano  hay comentarios en los que incitan al odio de los migrantes, tales como: "Los haitianos, por las particularidades de su "cultura", que incluye la práctica de cultos satánicos, sacrificios de animales y una vocación para vivir en la miseria y en la inmundicia, no pueden ni tienen por qué ser recibidos en México, por lo cual movilizaremos todos los recursos pacíficos y legales disponibles para que sean expulsados a su lugar de origen".

    El Frente Nacionalista Mexicano asegura que "México es para los mexicanos" y que es "un movimiento identitario porque valoramos plenamente la identidad mexicana sin exclusiones", a pesar de sus comentarios xenofóbicos.
    Por otra parte, el presidente del Comité Ciudadano en Defensa de Naturalizados y Afromexicanos, Wilner Metelus, dijo que este grupo argumenta que los africanos y haitianos quitan el trabajo a los mexicanos.
    HAITIANOS, HAY UN NUEVO BARRIO EN TIJUANA
    En el norte de la zona hay al menos dos mil indocumentados; viven en 100 tiendas de campaña, en las calles y en albergues.
    Recalcó que los migrantes que llegan salieron de sus países por falta de oportunidades y no son delincuentes.
    El presidente del comité informó que se reunirá con el subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos, Humberto Roque Villanueva, para tratar el asunto migratorio en la frontera norte y pedir ayuda para los migrantes haitianos y africanos.

    ¿Los mexicanos somos más racistas que los estadounidenses?


    Esta encuesta ha finalizado, estos son los resultados:
    Sí, tratamos peor a los indocumentados que los gringos
    52%
    No comportamos casi igual que Donald Trump, culpando a los migrantes
    28%
    A veces, es que los africanos y los haitianos traen enfermedades
    9%
    No, les damos refugio y se ponen remilgosos
    11%

    MIGRANTES AFRICANOS, ASIÁTICOS Y HAITIANOS SATURAN INM EN TAPACHULA
    El Instituto Nacional de Migración informó que a diario se registra la entrada voluntaria de 500 africanos, quienes huyen de conflictos internos, pobreza e inseguridad.
    Entrevistado en MVS, Metelus hizo un llamado para que los tres niveles de gobierno mejoren las condiciones en los albergues y reconoció la labor de ayuda de la sociedad civil. 
    Aunque reconoció el esfuerzo del gobierno mexicano frente a la crisis de migrantes de haitianos y africanos, pidió que se otorgue una una prórroga a los para que permanezcan en el país más de 30 días.

    Por otra parte, del primero de enero al 4 de octubre de este año, el INM ha otorgado 14 mil 471 oficios de salida, de manera gratuita a extranjeros de nacionalidad haitiana y africana que se encuentran en Chiapas.

    lunes, 13 de febrero de 2017

    Alfabeto racista mexicano (V)

    ¿Sería una exageración decir que en la publicidad mexicana impera un auténtico régimen de apartheid?

    | Diccionario Racismo

    Latino internacional

    Un amigo que lleva muchos años investigando sobre el racismo en la industria de la publicidad le preguntó recientemente a un “creativo” –hipster y alternativo como corresponde a su profesión– si él veía posible que un día los anuncios en México pudieran incluir algunas personas de piel morena. Tras cavilar, el otro respondió que lo veía difícil a corto plazo, pero que tal vez en el futuro si aparecerían “personas feas, como tú y como yo”.
    El automatismo con que este ejecutivo denigró su propio aspecto físico e insultó a su entrevistador, dando por sentado que se tenía que sentir tan feo como él mismo se siente, nos habla más de prejuicios que de complejos personales. Nos demuestra la fortaleza del auténtico régimen de apartheid que impera en nuestros medios de comunicación. En ese paraíso artificial la inmensa mayoría de los modelos son güeros y de ojos claros, con tipos físicos nórdicos que serían la envidia de la propaganda de los partidos neo-fascistas de Europa (un ejemplo reciente: de La Comer, que para colmo utiliza una canción de Nina Simone, artista emblemática de la lucha de los afroamericanos por sus derechos civiles). El límite de la inclusión cromática en este coto privado está claramente marcado por el término “latino internacional” que se usa en incontables castings, o por eufemismos como “look Condesa” o “tipo Polanco”. Como contaba una modelo morena, la frase significa que buscan personas que parezcan italianas o criollas, pero no “latinos mexicanos” y mucho menos modelos “tipo Iztapalapa”.
    Hace unos diez años, cuando el jabón Dove lanzó a nivel mundial una campaña para presentar mujeres con cuerpos que no mostraran los estragos de la anorexia avanzada, en México se incluyeron modelos curvilíneas y “llenitas”, altas y chaparras, pero ninguna morena y menos con rasgos indígenas. Cuando Sanicté Bastida, de la revista Expansión, le preguntó al “ejecutivo de cuenta” las razones de esta exclusión él respondió con total certidumbre: “No queremos llegar a extremos que sean poco representativos; ésta es una campaña inclusiva”.
    Según su razonamiento, en el mundo de la publicidad mexicana incluir modelos que se parezcan al aspecto físico del 80% de la población mexicana sería una acción “extremista” y poco representativa; tan inconcebible como dejar ingresar a un negro a un espacio reservado para blancos en la Sudáfrica del apartheid. Esto, no obstante que la marca Dove, como señaló la reportera, realiza la mayor parte de sus ventas entre personas humildes que tienen precisamente en su mayoría ese tipo físico (ver Kapitalismo).
    Cuenta la leyenda que hace 30 años una marca de bebidas dulces realizó una campaña con modelos morenos que fue un absoluto fracaso. Tal vez por eso ningún “creativo” se atreve a correr de nuevo ese riesgo. Tal vez los ejecutivos tienen en sus manos las encuestas y los estudios de “mercadeo” que demuestran de manera fehaciente que los consumidores morenos se niegan a comprar productos anunciados por gente que se parece a ellos. O tal vez, en ese medio el racismo se practica de manera tan automática que la gente morena es simplemente considerada “fea” y no merece la menor consideración. Si alguno de esos brillantes publicistas leyera este Alfabeto le agradecería mucho que me saque de dudas, mostrándome los números que sustentan sus prácticas discriminatorias o confirmándome sin más rodeos los prejuicios que lo llevan a excluir de manera sistemática a la mayor parte de los mexicanos.

    Mestizo

    Mauricio Tenorio contaba en un artículo sobre el mestizaje que en un día el antropólogo norteamericano Charles R. Hale, que trabaja en América Central, lo definió como un “intelectual mestizo”. Ante el evidente desconcierto del mexicano por ese calificativo, el padre de Hale, un destacado historiador mexicanista, le explicó que en nuestro país no “se habla así”. Tenorio comenta con ironía que para el joven Hale su propia reacción de sorpresa al ser definido como “mestizo” fue la prueba “irrefutable de que el mestizaje era y es una ideología de dominación racial tan poderosa que ni quienes la ejercemos nos damos cuenta”.
    Más allá de que concuerdo con el análisis de Hale hijo respecto al poder de la leyenda del mestizaje creo también que la sorpresa de Tenorio señala una realidad incómoda: aunque los mexicanos nos proclamamos como mestizos, en realidad nadie quiere serlo realmente. En los medios de clase media y alta, ilustrados o no, llamar a alguien mestizo puede ser interpretado como un recordatorio grosero de un mal disimulado origen indígena o popular, un pasado “naco” por usar un término más brutal (ver Naco). En general, preferimos sacar a relucir nuestros orígenes extranjeros o exhibir nuestras medallas cosmopolitas. La mayoría de nuestros intelectuales y comentaristas (que no Tenorio) sacan a relucir su propio carácter mestizo únicamente en las ocasiones en que quieren aleccionar a otros mexicanos menos modernos y más morenos que ellos. En suma, como mestizos, los mexicanos solemos ocupar una posición molesta entre la vergüenza y el regaño, la jerarquía y el desprecio (ver Colores).
    Por ello no sorprende que la sesuda literatura del siglo XX sobre las formas de ser de nuestra raza de bronce tuviera un tono abiertamente paternalista y regañón. Nuestros intelectuales criticaban sin piedad a sus objetos de estudio, a quienes consideraban soeces, pueriles, acomplejados, resentidos, hipócritas, solitarios, traumados y criminales. Según esta visión, los mexicanos, particularmente los más morenos, estaban literalmente “tarados” por sus orígenes. Por ello, los mestizos eran siempre sospechosos: la alquimia racial y cultural que habría de convertirlos en la raza cósmica, es decir hacerlos parecerse más a los propios intelectuales, estaba siempre en peligro de dejar aflorar unos orígenes indios nunca enteramente superados y siempre despreciados.
    El drama del mestizo mexicano, en última instancia es que nunca quiso serlo en verdad. En su biblioteca y en su árbol genealógico, en su forma de vestir y de pensar aspiró siempre a adquirir todos los atributos idealizados de la blancura occidental (ver Whiteness/Blancura), asociados a la cultura moderna y al progreso, a la civilización y al buen gusto, al glamour y a la belleza. Aun en nuestro convulso siglo XXI algunos de nuestros intelectuales no han abandonado el sueño de blanquear (ahora culturalmente) a la población nacional a nombre de la democracia electoral, del neoliberalismo o de la competitividad mundial (ver Homogeneidad racial).
    Afortunadamente podemos afirmar que esos mestizos tarados y traumados nunca existieron fuera de las fantasías de nuestras élites. La cacareada “mezcla biológica” que produjo la “raza de bronce” no se llevó a cabo ni en el siglo XVI, ni en el XIX o el XX. Desde luego que ha habido uniones entre personas de orígenes diferentes (incluidos más africanos y asiáticos de lo que nos gusta admitir) pero en total fueron mucho menos frecuentes de lo que hemos imaginado. La población mexicana ha sido siempre más diversa y menos homogénea de lo que pretendía la leyenda del mestizaje y nunca ha tendido a unificarse en una sola raza.
    Lo que sí hay en el México de hoy es un alto grado de “indefinición racial”, es decir, que sectores muy amplios de la población no saben cuál es su origen étnico o han sido obligados a olvidarlo o hacerlo invisible (ver Razas, ¿qué carajo es eso?). El ejemplo más dramático de esta invisibilidad ha sido la manera en que hemos hecho desaparecer de nuestra conciencia a la población mexicana de origen africano (ver Chinos).
    Hoy es hora de que los mexicanos nos demos cuenta que nunca hemos sido mestizos y de que inventemos nuevas maneras de definir nuestras identidades, siempre diversas y plurales, que no pasen por la raza y por las leyendas que la idea del mestizaje nos ha hecho creer (ver Pigmentocracia).

    Naco

    El carácter racista del calificativo “naco” es confirmado más allá de toda duda por la fuente de toda nuestra sabiduría contemporánea: el buscador de Google. Todas las fotos y memes que aparecen cuando se busca ese término son abiertamente denigratorios y presentan como “nacos” exclusivamente a personas con piel morena, rasgos indígenas y de extracción socioeconómica humilde.
    La definición de la palabra en la Wikipedia en inglés confirma, con frialdad clínica, la indisoluble vinculación entre racismo, clasismo y pretensión:
    Naco (fem. naca) is a pejorative word often used in Mexican Spanish to describe the bad-mannered, poorly educated people or those with bad taste. A naco is usually associated with lower socio-economic classes and/or the indigenous, but it also includes the nouveau riche.
    Me disculpo por la “naquez” de citar en otro idioma, pero me dio pudor traducirlo al español y no pude dar con un artículo equivalente en la Wikipedia en nuestro idioma. Encontré, eso sí, que el Diccionario de Mejicanismos de 1959 de Francisco J. Santamaría ofrecía dos hipótesis respecto al origen de este vocablo que confirman su carácter racial: “En Tlaxcala, indio de calzones blancos” y “en Guerrero llaman así a los indígenas nativos del estado y, por extensión, al torpe, ignorante e iletrado”.
    Como el término “shajato” usado solamente en México para menospreciar a los judíos de origen no europeo (ver Judíos), naco combina la referencia a un origen étnico particular con la “crítica” o burla a supuestos defectos personales y culturales: la fealdad, los malos modales, el mal gusto, la falta de educación, las pretensiones sociales. Así tiene una función doblemente discriminatoria: en principio todos los morenos pobres están en peligro de ser despreciados como nacos, pero los que mejoran de “condición” son objeto de renovado escarnio por “advenedizos”, es decir, por intentar escapar en vano del lugar de inferioridad que les corresponde en el imaginario de quienes se creen mejores que ellos.
    En ese sentido, naco se parece al término “cholo”, usado en los países andinos para referirse a las personas de origen campesino e indígena que han emigrado a las ciudades y han prosperado económicamente, “escapando” de esta manera del lugar geográfico y social subordinado y marginal que les correspondía según la mentalidad de las élites blancas de ese país. Recuerdo todavía las palabras que escuché una vez de boca de un exponente nada brillante de ese grupo: “Yo no tengo problema con los cholos cuando viven en la sierra. Lo que me molesta es que vengan a Lima.”
    Desde hace unas décadas, ciertos personajes de la televisión, ese semillero inagotable de discriminaciones, clasismos y sexismos, han pretendido imprimir un carácter didáctico a este insulto. Según ellos, el naco es aquel que no cumple las leyes, el que no respeta las reglas de convivencia social. Este hipócrita barniz no hace sino agravar el racismo, pues confirma el prejuicio ya de por sí muy difundido que atribuye a las personas más morenas y más humildes una supuesta falta de civismo y de “cultura” (ver ¿Y…la democracia qué? y Homogeneidad racial).
    El moralismo ramplón de esta postura sirve para exhibir la posición del no-naco, es decir, de quien blande el término para despreciar y humillar a los demás. En el mejor de los casos el no-naco exhibe falta de generosidad y poca imaginación; en el peor, una propensión regañona digna de un prefecto de escuela primaria o de un maestro de catecismo. Así, la postura del no-naco se revela como desesperadamente vacía: tiene que recurrir al insulto y al desprecio para defender su superioridad tan precaria. En suma exhibe todos atributos morales dignos de una persona que merece ocupar la portada de la revista Hola o Quién (ver Quién).
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